Una mirada a la ciudad para comprenderla
La ciudad no ha sido equilibrada, tranquila o armónica, sino compleja porque es un espacio en donde las contradicciones y tensiones de clase se hacen evidentes, las diferencias culturales se confrontan o los proyectos muchas veces se contraponen. En el caso de nuestro país, la ciudad desde la época prehispánica[1], ha sido un espacio que segrega e integra, que genera conflicto y heterogeneidad. Raúl Nieto señala que “…las ciudades (latinoamericanas) no sólo existieron con anterioridad a la industria, sino que fueron incluso anteriores al contacto masivo e intrusivo que sufrieron por parte de las sociedades europeas mediterráneas desde el siglo XVI. Esta profundidad histórica nos permite plantear a la ciudad y culturas urbanas latinoamericanas como procesos que pueden ser encuadrados como pertenecientes a la longue durée.” (En Signorelli, 1999:219)
Además, las urbes de hoy articulan la vida local con los movimientos globalizadores[2] y nuevas formas de comunicación que impactan las relaciones sociales. A la dinámica compleja de las ciudades contemporáneas García Canclini (2005:13) propone tres aspectos distintivos: la heterogeneidad multicultural, la segregación intercultural y social y la desurbanización. Pensar la ciudad bajo estos tres aspectos nos permite observarla como producto de un proceso histórico en el que confluyen muchos otros, el diferente a mí. Pero también, se evidencia el enfrentamiento y la dispersión de los excluidos, las tensiones y los conflictos entre las clases y grupos culturalmente diferentes. Consideramos que las diferencias culturales y la división de clases, propician una segregación reflejada en el uso de los espacios y en la forma física de los espacios, a lo que se agrega una desurbanización[3] con barreras simbólicas entre los habitantes. Así mismo, observamos que las fronteras físicas de la ciudad tienden a ser borrosas, o convertirse en algo indefinido. En otras palabras, las urbes al incorporar, en su incesante crecer, a otras poblaciones o al construir suburbios que alcanzan su autonomía administrativa y económica se convierte en espacios “difusos, difíciles de limitar”[4].
Aunque estos elementos podemos señalarlos como característicos de las ciudades contemporáneas, debemos destacar que la ciudad nunca ha sido igual para sus habitantes. Para Signorelli “En cada época histórica, si la ciudad representa una oportunidad, lo es para algunos más que para otros; si representa un riesgo, tal riesgo es para algunos marginal, para otros amenazador (1999:39).”
Reconocemos que mientras para algunos de sus habitantes la ciudad representa progreso, desarrollo o bienestar para otros es opresión, inconformidades o desacuerdos. Para Max Weber en la ciudad se manifiestan las relaciones sociales producto de la concentración de diferentes grupos sociales. Mientras que para Wirth (1988), la ciudad es un asentamiento relativamente grande, denso y permanente de individuos socialmente heterogéneos, que crea relaciones sociales específicas altamente impersonalizadas que a su vez dan origen a un vacío social, un estado de anomia.[5] En contra opinión a Wirth, la ciudad también puede generar un estado de relaciones personales, de identidad y de cohesión.[6] Pero en ocasiones o en circunstancias específicas se contraponen las diversas concepciones del mundo y de la vida, de ser y hacer ciudad.
Por otra parte, en las obras de Karl Marx, la ciudad hay que situarla en el análisis de la división del trabajo donde predomina el factor económico y, las formas de propiedad y de acumulación del capital responden a la lógica del capitalismo. Para este autor la lucha de clases es el motor de la historia y, en consecuencia, del desarrollo de la sociedad. Actualmente dos clases principales, burguesía y proletariado, entran en un constante conflicto e interdependencia. Por lo tanto, al concentrarse el poder y las fuerzas productivas, la ciudad se convierte en el lugar de las contradicciones de clase, de conflicto, de la explotación de la clase obrera pero también es el espacio del trabajo intelectual, donde se puede desarrollar la conciencia de clase, que bajo el liderazgo de la clase obrera, conducirá al socialismo.
Consideramos que los habitantes de las ciudades se condicionan a la interdependencia y fusión entre el espacio físico y las relaciones sociales. Al no ser siempre hegemónicas las relaciones de apropiación en el capitalismo, la apropiación física y simbólica es diferente para cada sector de la sociedad. La apropiación física y simbólica desigual manifiestan relaciones de dominio y, en consecuencia no hay un acceso o disfrute igualitario del espacio para todos los individuos, por lo que se generan tensiones y conflictos entre lo que debe ser y el uso de esos espacios.
Como vemos la ciudad es compleja, dinámica y se transforma a través de los procesos históricos. Las ciudades actuales son herederas de procesos pasados pero también son escenarios del impacto nuevos procesos globalizadores que hacen presentes problemas y fenómenos sociales específicos. Estos fenómenos sociales se expresan en la ciudad y por la ciudad; evidencian la relación dialéctica entre el espacio y las relaciones sociales; exponen la amalgama entre el espacio físico y el espacio simbolizado.
Haydée Morales
[1] Cabe señalar que en cada período prehispánico y en cada ciudad se presentan conflictos y tensiones, los cuales se hacen evidentes en esculturas, dinteles, estelas y otros objetos arqueológicos. Para profundizar sobre el tema puede consultarse a Enrique Florescano (1998).
[2] Autores como Robert (1995), Beck (1998), Ayora (2000) Appadurai (2001), entre otros, reconocen contrariamente a muchos discursos, que la globalización no se plantea en su lógica como homogenizante, sino muestra la diversidad de la sociedades y una resistencia muchas veces negociada para defender y continuar con sus prácticas y creencias, una lucha de resistencia que cabe mencionar no comienza ahora.
[3] Para García Canclini la desurbanización “…genera formas de vida muy lejanas de lo que la vida urbana ha presentado como objetivo de desarrollo social... ...También se habla de ésta… …cuando se hace referencia a la pérdida de conexión entre las zonas que la integran y la pérdida de una percepción de conjunto sobre qué es la ciudad.” (1999:126 y 127)
[4] Para profundizar más sobre la ciudad difusa ver a Nivon (2003).
[5] Creemos que a pesar de las críticas a Wirth en torno a que el tamaño y la densidad no siempre son indicadores útiles para definir la ciudad, es importante su propuesta porque considera primero que la ciudad da un modo de vida propio de ella y por otro la señala como heterogénea.
[6] Como ejemplo, Portal (2001:15) propone, retomando la experiencia del Distrito Federal que las personas se apropian de la ciudad por segmentos y construimos límites significativos para apropiamos del espacio y generar referentes identitarios o de pertenencia.
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