MUSEO SOUMAYA
El museo Soumaya, inaugurado en 2011 como ícono de la cultura en México, fué visto por muchos de nosotros- principalmente en internet- en su proceso constructivo y en sus renders, en donde se mostraba un imponente romboide extruído, rodeado de un gran jardín, al fondo contrastaba el cielo y por ahí a lo lejos los nuevos edificios de Plaza Carso.
Contrario a estos renders, las avenidas, edificios y centros comerciales de la zona dejan ver muy poco del museo, descubriéndolo hasta que prácticamente estas frente a el.
Las formas arriesgadas de este nuevo museo diseñado por Fernando Romero, y la bien montada piel de 16 mil hexágonos de acero, invitan rápidamente al usuario a entrar para descubrir los espacios que alberga en su interior.
La primera impresión: El vestíbulo, un área grande con una pequeña escultura, o así pareciera desde la entrada, al acercarnos nos encontramos con El pensador de Rodin- escultura de gran tamaño, dentro de un espacio de enormes dimensiones.
Se empieza a ascender al edificio, y la obra religiosa abarca la primera sala, siendo este el tema de gran parte de las piezas de las siguientes salas. Cabe mencionar que como arquitectos y usuarios de un espacio, tal vez se podría decir que nos dejamos llevar por el ojo crítico y no somos tan objetivos, sin embargo en la manera de desplazarse en el espacio de todos los usuarios - los que me acompañaban y los que no- observé, esta forma de "hechar un vistazo" a la sala y " apurarse porque nos falta subir otra rampa".
El pintar los muros de blanco y el aislamiento al exterior invitan sí a ver la obra expuesta, pero también empiezas a necesitar un descanso visual en el recorrido. En sí, el trabajo entero del interior, se lo llevó quien montó el tablaroca y el tablacemento, ya que no hay un solo muro que no se vea con un mal acado hecho de este material.
La falta de detalle en el interior, se puede observar también en la colocación de la loseta, la distribución de las luminarias y la carencia de diseño de mobiliario para el usuario.
La última rampa, es menos oscura y larga que las anteriores, el tan esperado último nivel te lleva a un espacio bastante frío, con una estructura al estilo Bodega Aurrerá, tablaroca por aquí y por allá, extinguidores en el piso como en el resto del museo, hacen que el visitante heche el último vistazo y se tome la foto del recuerdo.
A poco más de un año de su inauguración, el museo - ahora de paredes sucias, muestra muchas carencias y me hace pensar que tal vez este edificio funciona más como gancho para los millonarios que adquieran un departamento en Plaza Carso.
El lenguaje del exterior del edificio, no concuerda con su interior, una gran escultura puede ser el gran legado de un poderoso, pero dignifica poco el oficio del arquitecto.
Comentarios